La
faneca brava o “pez araña” fastidia una tranquila estancia en el mar. No se
ven, pero es pisarlas y sufrir. Año tras año, se convierte en la protagonista
de las playas gallegas.
Un bañista quejándose de una picadura de faneca.
Dibujo gracioso de Leandro, en La Voz de Galicia.
La
faneca brava vive enterrada en la arena en zonas de escasa profundidad y deja
sus aguijones en la superficie de modo que cuando la pisan desprende una
sustancia similar a la de las abejas. Sus efectos no son graves para la salud,
pero, sí muy dolorosos.
Chiste de Nachortas, en La Voz de Galicia.
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